El Atlántico no puede seguir siendo propiedad privada de los clanes políticos.
Durante más de 30 años, los mismos apellidos han controlado las alcaldías, las gobernaciones y los contratos públicos. Han cambiado los colores y los lemas, pero no las costumbres: el clientelismo, el amiguismo y el abandono siguen siendo la regla.
La política que se hereda y no se gana
En municipios como Soledad, Sabanalarga o Malambo, los votantes ya saben de memoria quién “pone” el alcalde, el concejal o el contratista.
El poder se hereda como si fuera un negocio familiar, y el voto se compra con billetes, promesas o puestos.
Esa política del “te doy si me das” ha empobrecido al departamento, ha destruido la meritocracia y ha condenado a generaciones enteras a depender de favores.
El Atlántico necesita una ruptura real, no un relevo cosmético.
Una ciudadanía cansada pero cada vez más consciente
Cada elección deja un mensaje más claro: la gente está harta.
Los jóvenes no creen en los discursos vacíos, los empresarios productivos se alejan de la política, y las comunidades sienten que votar ya no cambia nada.
Pero sí puede cambiar, si el voto se convierte en herramienta de dignidad, no de negocio.
El cambio no vendrá de los mismos de siempre, sino de quienes no le deben favores a nadie.
De ciudadanos que se cansaron de esperar y decidieron actuar.
Los nuevos liderazgos deben nacer desde abajo
La renovación política no se impone desde los partidos, se construye desde la gente.
El Atlántico tiene talento, emprendedores, líderes sociales, académicos, jóvenes preparados.
Si esa energía se canaliza hacia la acción política, el mapa del poder puede transformarse.
No se trata de destruir lo que existe, sino de recuperar la política como vocación de servicio.
Renovar es resistir la compra de conciencias
La próxima elección será una prueba de fuego.
¿Seguiremos vendiendo el voto por un cheque o apostaremos por un futuro digno?
El Atlántico merece políticos que sirvan, no que se sirvan.
Renovar la política no es una utopía: es una necesidad.
Y el cambio no lo hará ningún clan. Lo hará la gente que decida despertar.

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